Dicen que las modas se repiten al cabo de los años, pero hay tendencias que no deberían de volver nunca. Y eso pasa también en la alimentación. De unos años a esta parte estamos viendo como muchas marcas tratan de recuperar el sabor tradicional de los alimentos desde el origen, es decir, volviendo a producirlos de la manera en la que se hacía antiguamente.
Vemos como algunas frutas y hortalizas tienen la etiqueta de BIO porque han sido criados de forma natural, y eso se traduce en un sabor que nos recuerda a otras épocas. Y no queremos volver a la fruta o verdura de cámara sin sabor.
La moda de lo natural tiene que ser más que una moda o una tendencia, tiene que ser algo que venga y que se quede. Es más, debería de ser contagiosa a otros muchos productos ultra procesados que son los culpables de muchos de nuestros problemas de salud.
Pero también hay productos que no necesitan cambiar, como es el caso de la leche asturiana. Esta leche siempre ha tenido el mismo sabor porque en Asturias hay algo que no hay en otras zonas: pastos. Y las vacas siempre han salido a pastar para alimentarse, por lo que la leche que producen es de la máxima calidad.
Tan solo implementando pequeñas mejoras se consigue una leche de pastoreo o leche natural de altísima calidad y sin tener que recurrir a cambios estructurales de gran calado. Y esto es algo que otras marcas no van a poder llevar a cabo.
¿Por qué hay marcas que no ofrecen este tipo de leche con este sabor? Pues principalmente por dos razones. Una es que han tratado de instalar ganaderías en zonas en las que no son tradicionales y en las que no hay pastos o los terrenos para los pastos son muy escasos. Por tanto, es imposible alimentar a las vacas con hierba y deben de hacerlo con piensos.
Pero el principal motivo es el económico, ya que se trata de explotar a los animales, incluso a costa de su bienestar, para que den más leche. Y si una vaca da más leche, esta va a ver muy reducida su calidad necesariamente. Si encima su alimentación está basada en piensos para que incremente sus ubres, el resultado son leches muy baratas pero pobres en nutrientes y en sabor. Y ahora, el cliente ha entendido que esta no es la leche que desea tomar.