Alimentación

La mejor leche para tu nevera

¿Eres de esas personas que quieren que su nevera esté llena de todo tipo de cosas, aunque no sean las más apetecibles o eres de las que seleccionan cuidadosamente cada producto que llevas a tu hogar? Si eres de los últimos seguro que ya tienes en tu nevera la leche semidesnatada Ecológica certificada para que tu familia disfrute de la mejor calidad y también de un producto ético.

¿Por qué hablamos de calidad y de producto ético? Vamos a empezar por el último punto, quizás el más importante para algunos. Los productos ecológicos certificados son productos de bienestar animal. Para poder llevar este sello, tienen que cumplir con garantías tan importantes como que las vacas pastan libres durante muchas horas, todos los días que el tiempo lo permiten. También que tendrán un establo en condiciones, con suficiente espacio para poder mantener condiciones dignas de vida.

Para que las vacas den leche es necesario que estén preñadas y tengan terneros. Por eso, no es poco frecuente que una vaca destinada a la producción láctea sea inseminada una y otra vez para garantizar que siempre va a estar dando leche. Esto no es así cuando es un producto de bienestar animal, ya que se garantiza un tiempo de descanso entre el parto y la siguiente inseminación.

Todo esto tiene una repercusión muy clara en la calidad del producto. Los animales sanos y bien cuidados, con una alimentación ecológica y natural, dan una leche que tiene el sabor que debería de tener toda la leche, el que tradicionalmente ha tenido y que muchos desconocen porque jamás lo han probado.

Por eso, muchas personas mayores que toman por primera vez leche ecológica afirman que les trae recuerdos de su infancia, cuando tomaban la leche de las vacas de sus padres o de sus abuelos en el pueblo. Y quienes jamás la probaron antes, también van a notar la diferencia, al saborear un producto que no se parece en nada a otros que prácticamente carecen de sabor.

Y, además, en distintos formatos porque la leche ecológica puede ser entera o desnatada e incluso es posible encontrarla sin lactosa para que los intolerantes puedan disfrutar del sabor de la leche de verdad sin tener que sufrir las consecuencias que para ellos conlleva el consumo de la lactosa. Quienes la han probado afirman que vale la pena pagar un poco más por ella, tanto por el sabor como por todo lo que implica respecto al trato a los animales.