¿Nunca os ha pasado que os hartáis de comer siempre lo mismo? Cada vez son más las personas que se interesan por mantener una alimentación variada y equilibrada pero el ritmo de vida al que a menudo no sometemos provoca que no siempre sea sencillo combinar trabajo, familia, ocio y salud. Más veces de las que nos gustaría terminamos sacrificando algo por falta de tiempo y en mi caso algunas veces es la alimentación.
Por semana tanto a mí como a mi mujer nos resulta bastante difícil pasar tiempo en la cocina. Y eso, a la larga, el estómago lo nota. Comemos lo que vamos encontrando en la nevera sin mucha organización. Aunque a veces encontramos productos nuevos interesantes que incorporamos a la dieta como la leche con fibra que hemos empezado a tomar. Ya sabemos que la fibra es un elemento importante de la dieta y que tiene buenos efectos, sobre todo en la digestión y también para retrasar la aparición de algunas enfermedades como las cardiovasculares. Solo por eso ya merece la pena tomarla, pero además a nosotros nos sienta bien.
Algunos dicen que ese tipo de alimentos “enriquecidos” son solo placebo, que en realidad creemos que no sientan bien y por eso nos sentimos mejor. Pero, aunque solo fuera eso (que no lo creo) ya es bastante, ¿no? La mente tiene una gran repercusión en la salud, si nos sentimos bien, muchas dolencias (sobre todo las leves) desaparecen. Y a nosotros la leche con fibra nos hace sentir mejor.
Lógicamente no es suficiente con tomar leche enriquecida con fibra. Cuando tengo un poco de tiempo, sobre todo en fines de semana, cocino y hago incluso cocidos. Y digo “incluso” porque en casa de mis padres había cocido casi todas las semanas, sobre todo en invierno, pero a mi generación lo de hacer un “puchero” a veces suena casi a ciencia ficción.
Lo ideal sería sacar tiempo para cocinar, dejar alguna serie, algún partido o Gran Hermano, dejarse de algunas tonterías y cuidarnos más, que a la larga es lo que el cuerpo (y la mente) necesita.