Desde hace varios veranos siempre cumplo con la tradición de comprar unas zapatillas de tela para esta época del año. Se supone que una persona normal no necesita un calzado nuevo cada año, pero en mi caso se dan varias circunstancias que lo explican. Por un lado, que soy muy fan de esta prenda: algunas personas son capaces de hipotecar su casa por un bolso o un reloj. Yo, por las zapatillas.
En este sentido, tampoco es una mala debilidad porque esta prenda no suele ser demasiado cara por lo general, aunque tengo entendido que algunas firmas de moda de lujo ya se han apuntado a las zapatillas de hombre detectando un nicho de mercado que no habían aprovechado hasta ahora. Y es que se trata de un sector al alza ya que las zapatillas han dejado de considerarse en muchos ámbitos como una prenda poco elegante: ya se nos permite ir en zapatillas a muchos sitios sin que nos señalen por provocador… Aunque habría que probar a entrar en zapatillas en según qué locales, aunque lo que lleves en los pies valga 700 euros.
De cualquier manera, yo no pienso pagar ese dinero por un calzado deportivo, porque tampoco es que lo tenga. Pero sí que tengo intención de cumplir con mi tradición de adquirir unas zapatillas de hombre este verano. Lo interesante de que se haya puesto de moda entre los más jóvenes calzar siempre zapatillas es que, además de las firmas de siempre, aparecen otras muchas nuevas que intentan hacerse un hueco teniendo en cuenta que cada vez se vende más.
Y lo que a mí me gusta de vestir, a menudo, es llevar una prenda que no tenga nadie más, o al menos no la típica que se puede comprar en un centro comercial y que es muy probable que tarde o temprano te vayas a encontrar con alguien que la lleva. Sigo mirando por internet y encuentro nuevas marcas que ofrecen productos muy interesantes. Así que este verano igual caen dos pares de zapatillas en vez de una, si mi cartera lo permite.