El cancer pancreas tiene una incidencia muy baja en España así como en el resto del mundo. Aproximadamente un 2,3% de los cánceres que se diagnostican en nuestro país afectan a este órgano aunque los estudios apuntan a que podrían aumentar el número de casos en los próximos años. Mientras que en el año 2015 fueron diagnosticados de un cáncer de páncreas 6.900 pacientes, para el 2030 se espera que la cifra se eleve hasta los 9.000 casos, lo que supondría un aumento de un 40%.
A pesar de ser uno de los cánceres con menos casos, es uno de los más mortales ya que diagnosticado en una fase muy inicial ofrece una esperanza de vida al cabo de 5 años del 34%. Esto es así cuando el tumor todavía se puede operar. Pero si no es posible operar el tumor, la tasa de superviviencia se reduce al 3% a los 5 años; la mayoría de los pacientes no superan el primer año de vida cuando el tumor ya se encuentra en un estado avanzado. Esto nos da una idea de lo importante que es un diagnóstico muy inicial de la enfermedad.
Actualmente, solo el 10% de los diagnósticos que se llevan a cabo se realizan en esta etapa inicial por lo cual, lo ideal sería poder aumentar este porcentaje para conseguir una mayor tasa de supervivencia, al menos mientras no se encuentren nuevas formas de luchar contra esta enfermedad que, además, tiene una gran propensión a propagarse hacia otros órganos. Hablamos de las temidas metástasis que hacen todavía más complicado el tratamiento de la enfermedad.
El motivo de que haya tan pocos diagnósticos en la primera fase de la enfermedad es que esta es totalmente asintomática en su primera etapa. Por tanto, los diagnósticos que se realizan son en gran parte accidentales, es decir, se encuentra el cáncer mientras se está tratando otro problema que no está relacionado.
Los síntomas iniciales del cáncer de páncreas pueden variar mucho de unas personas a otras dependiendo de la zona en la que comience. Van desde no dar en absoluto síntomas hasta la aparición de la ictericia, que suele ser motivo de visita al médico por lo alarmante que resulta para el paciente. Los dolores en la zona pueden ser difíciles de detectar porque frecuentemente irradian hacia atrás y se confunden con molestias de espalda leves. Por eso, es importante comentar al médico cualquier problema durante las revisiones anuales que se lleven a cabo o antes si se considera necesario.