¿Será síntoma de madurez… o de vejez? De un tiempo a esta parte he empezado a obsesionarme con la seguridad en casa. Esta ‘obsesión’ se debe a diferentes factores. Por un lado, han aumentado los robos en el barrio, una zona relativamente tranquila que parece haber cambiado en los últimos tiempos. Aunque también es posible que los rumores sean un poco exagerados.
Todo se debe a un foro sobre el barrio en el que suelo entrar periódicamente. En él hay determinados ‘temas fetiche’: los grafitis, los chavales que escuchan música en los parques, las cacas de los perros y la falta de seguridad. Debo decir que nunca había sentido esa falta de seguridad de la que hablan muchas personas en el foro, hasta el punto de que varios recomendaron la instalacion puertas blindadas en Vigo. Según ellos, cambiaron la puerta tras comprobar que alguien había intentado forzar la cerradura.
Ya digo que al principio no di más importancia a estos rumores sobre robos ya que, al menos en las noticias, no encontraba nada. Pero cuando robaron en una casa del mismo edificio en el que vivimos, saltaron las alarmas. Parecía que todos los agoreros de la seguridad tenían razón. Según se comentó después, los ladrones habían entrado aprovechando la débil protección de la puerta. Y esos vecinos tenían la misma que yo.
Es un edificio de cierta antigüedad cuyas casas hemos reformado internamente la mayoría de los vecinos. Pero nosotros nunca sentimos la necesidad de tocar la puerta. Tal vez había llegado el momento de consultar la instalación de puertas blindadas en Vigo. Desde luego que es un gasto a tener en cuenta, pero dadas las circunstancias, ya no estaba tranquilo con mi puerta antigua. Al final, se puede decir que es un método de disuasión: una buena puerta blindada disuade a los amigos de lo ajeno porque suelen ser expertos en puertas y cerraduras. Si no, lo tienen difícil para progresar en su ‘profesión’.
Así que finalmente optamos por cambiar la puerta y quedarnos más tranquilos. Ya digo que no sé si es que me estoy haciendo viejo y empiezo a temer por la ‘seguridad’ de mis posesiones, pero también es verdad que ahora duermo más tranquilo con mi puerta blindada.