Compra y venta de fincas

¿Qué tipos de suelo rústico existen?

El suelo rústico engloba cualquier terreno alejado de zonas urbanas, en estado natural o seminatural y destinado a actividades forestales, ecoturísticas o ganaderas. Al estudiar la compra o arrendamiento de fincas rústicas Galicia u otra CC.AA, es importante conocer su tipología y las posibilidades de cada terreno.

En primer lugar, el suelo rústico catalogado como de «protección» o de «especial protección» comprende las parcelas, parques y espacios naturales donde no se permite la edificación de viviendas o el desarrollo de actividades que modifiquen o pongan en riesgo su estado original. Su valor es puramente ambiental y paisajístico.

Este estatus de protección brilla por su ausencia en el suelo rural común, donde sin embargo se prohíbe cualquier intento de urbanizarlo. Las razones para ello son diversas: las peculiaridades orográficas, la ausencia de condiciones propicias para la edificación, etcétera.

Similar al anterior es el terreno rústico no urbanizable. Las leyes municipales impiden la construcción de viviendas y el cambio de uso de estas fincas, aunque existe la posibilidad de convertirlo en suelo urbano. Por tanto, sus aplicaciones se limitan a la ganadería, la agricultura o la exploración forestal.

Respecto al suelo rústico de asentamiento rural, corresponde a zonas y poblaciones limitadas donde se concilia el deseo de preservar el paisaje con las necesidades constructivas del ser humano. En esta categoría se incluyen, además de los pueblos de pequeño tamaño, las áreas destinadas al turismo rural, con estructuras y alojamientos relacionados con el ecoturismo.

Por su parte, los terrenos rurales de uso agrícola y ganadero se utilizan en exclusiva para el pastoreo, el cultivo de cereales y frutas, las plantaciones de hortalizas, el desarrollo de granjas, etcétera. En los últimos años, se ha introducido otra utilidad para el suelo rústico: la creación de proyectos de energías renovables, un uso considerado de interés público y social.