Me lo recomendó una amiga y la verdad es que al principio no creí que iba a funcionar. No será la primera ni la segunda vez que apuesto por un nutricionista para intentar perder peso. Y la mayoría de las veces consigo perder algo, pero pronto vuelvo a cogerlo. Soy de esas personas con ‘facilidad para engordar’. Me gusta comer, pero es cierto que otras personas de mi entorno comen lo mismo que yo (más o menos) y no engordan. Cosas del metabolismo, supongo.
De cualquier manera, yo sigo erre que erre. El que la sigue la consigue, ¿no? La diferencia con esta nueva dietista es que sus métodos eran bastante heterodoxos. Mi amiga me dijo que la dieta no era tan restrictiva, que hasta podía Comprar Conserva de mejillones fritos en escabeche. Al parecer, su principal atributo estaba en sus dotes como coaching, en su capacidad para cambiar la mentalidad de sus clientes.
Como digo, yo no me fiaba mucho, pero en la primera sesión sí noté que no era una nutricionista más. No se limitaba a soltar su ‘rollo’, darte una dieta y arréglatelas como puedas. Lo que hizo en la primera sesión fue escucharme, escuchar mis explicaciones acerca de mis costumbres alimenticias y las razones por las que yo creía que no lograba mi peso adecuado a pesar de intentarlo en tantas ocasiones. Pero, además, me preguntó por mis platos preferidos para ver cómo los podía incluir en la dieta.
Tal y como me comentó mi amiga con lo de Comprar Conserva de mejillones fritos en escabeche, me sorprendió esta iniciativa. Lo que buscaba la dietista era integrar en la medida de lo posible esos caprichos alimenticios que todos tenemos en una dieta personalizada. En vez de fotocopiar y distribuir la misma dieta a todo el mundo, incluía variaciones personalizadas, no solo en relación a alergias e intolerancias, sino en cuanto a gustos. Así que en este caso empecé con buen pie porque noté que se me escuchaba, algo no tan habitual cuando se trata de dietas para perder peso.