Dicen que el mercado de venta de guitarras está en crisis por el cambio que están pegando las nuevas generaciones. Se supone que los chavales de ahora no les van mucho los instrumentos orgánicos que configuraron la música popular a partir de los años 40. Sí, la batería, el bajo, el saxo, el piano y, por supuesto, la guitarra. Todo eso ya no interesa tanto: los chicos jóvenes están interesados en bases electrónicas, hip hop o trap. Y con esos estilos las guitarras tienen poco que hacer.
Pero yo soy de otra generación, claro. Para mí no hay nada más bello que el sonido de una guitarra… bien tocada. Hace más de diez años me compré una guitarra electroacústica. Era la época en la que iba a formar un grupo de música con mis amigos. Pero en mi caso había un pequeño problema. No sabía tocar la guitarra. Nada, cero. Tenía un amigo bastante bueno que se comprometió a enseñarme.
Él fue el que me acompañó a la tienda. Era época de Ofertas de sonido y estuvimos bastante rato mirando guitarras. Cuando el tipo de la tienda me recomendaba una y me decía que la probase me quedaba con cara de póker y mi amigo la cogía. No me atrevía a decirle al de la tienda que yo no tenía ni idea de tocar. Eso sí, sabía mucho de marcas y de guitarras famosas. Y como tenía un buen presupuesto y además había ofertas me hice con una de buena marca: la típica guitarra súper ventas que, además, sonaba deliciosa… en manos de alguien que supiese tocar.
Todavía hoy la tengo en el salón, en una esquina. Queda muy bien para la foto pero sigo sin saber qué hacer con ella. Hasta me planteé en su día venderla. Hoy en día hay muchas Ofertas de sonido también por internet y hay mucho intercambio de instrumentos usados… y la mía está muy poco usada. Pero siempre me echo atrás porque sería como admitir que la juventud ha terminado y que nunca voy a saber tocar. Quizás lo del trap sea más fácil… puedo probar.