Las Bombillas han experimentado muchos cambios en los últimos años. Pensábamos que ya no había nada que inventar al respecto porque las llevábamos utilizando durante décadas prácticamente sin que cambiaran en nada y, de repente, ha habido una serie de cambios que han causado incluso confusión entre los consumidores.
Primero fueron las bombillas de bajo consumo, que prometían grandes ahorros en la factura de la luz. Eran más caras que las bombillas tradicionales, pero al tener una duración más larga se veía recortada la diferencia de precio. Pero aun bien no habíamos comenzado a pensar si queríamos o no cambiar de bombillas, llegan las LED y estas sí, son una verdadera revolución que causa un cambio en los hogares.
Las luces LED tienen muchas ventajas respecto a las luces tradicionales y de bajo consumo, con las cuales se confunden a menudo debido al nombre. Para empezar, no se calientan, por lo que no hay peligro alguno en tocarlas cuando están encendidas. Si alguna vez has tocado por error una bombilla tradicional que acababa de apagarse sabes que pueden causar incluso quemaduras en la piel, por lo que resultan peligrosas incluso para los niños, ya que más de uno se quemó un dedo con la bombilla de su flexo para estudiar.
Pero el cambio principal de estas bombillas es que consumen todavía menos que las de bajo consumo y duran muchísimo más. Son perfectas por esto para iluminar en el exterior y en zonas de difícil acceso, ya que una vez que ponemos una bombilla LED podemos olvidarnos durante años de cambiarla. Los que tienen focos en la fachada de su casa o farolas en su jardín saben que esto es una gran ventaja que les evitará tener que subirse a una escalera tan a menudo como tenían que hacerlo hasta ahora.
En las bombillas LED debemos de olvidarnos de la forma en la que normalmente valorábamos la cantidad de luz que nos ofrecía una bombilla. Ahora debemos de fijarnos en los lúmenes, ya que bombillas con la misma cantidad de Vatios pueden tener diferente valor de lúmenes. El lumen es el sistema internacional para medir la potencia luminosa, por eso, a mayor número de lúmenes, mayor intensidad de luz.
A mayores de esto, también tenemos que tener en cuenta el tipo de luz, que puede ser luz amarilla o cálida, luz neutra o luz fría o blanca.
