Soy un fanático de los calendarios. La gente que llega a mi casa se sorprende cuando ve un calendario casi en cada habitación, incluso en el salón hay dos, uno en cada extremo. ¿Por qué tanto calendario? ¿No bastaría con uno o dos? La verdad es que no sé muy bien por qué esta obsesión por el paso del tiempo, por saber en qué día estoy y de qué cae el último día del mes. Supongo que se debe, entre otras cosas, a mi afición por organizarlo todo hasta el más mínimo detalle. Puedo ser muy pesado en este sentido.
Hace años compraba los calendarios o aprovechaba los típicos que regalan, esos con los números muy grandes y que se van cortando por una línea de puntos cada mes. Pero un día conocí una web para diseñar calendarios exclusivos y como me gusta mucho la fotografía decidí probar a diseñar yo uno para que ver qué tal quedaba. Y me enganché. Empecé a hacer calendarios como un loco. Pero había un problema: presentaban fallos de impresión, así que encontré un programa para diseñarlos, pero para imprimir los calendarios busqué yo mismo una firma de Impresión digital de fiar.
Y es que algunas empresas de fotografía digital hacen trabajos como churros y siempre hay algunos fallos. Por eso yo busqué un sitio más fiable en el que entregar puntualmente mis trabajos y que me ofrecieran calidad y eficiencia. Porque lo de mis calendarios ha empezado a tomar un nuevo rumbo. Algún familiar me pidió uno y entonces he empezado a diseñar yo mismo calendarios para otros. De momento, es simplemente una afición y, por supuesto, a la familia no les cobro, pero tengo que ir pensando en si puedo hacer algo más productivo con esto en el futuro.
Pero, de momento, prefiero seguir así, trabajando en un puñado de calendarios para mí y algunos conocidos cada año. Disfruto mucho cuadrando las fotos y los diseños con los distintos tipos de calendarios, y cuando me los entregan tras salir de la Impresión digital tengo una sensación parecida a cuando se ven los frutos de un buen trabajo.