Creo que mi mujer disfruta más de la Navidad y los regalos que la niña. En cuanto llegan los catálogos de juguetes de los grandes almacenes se pone a revisar el género y va poniendo una cruz a todos aquellos posibles regalos que los Reyes o Papá Noel pueden incluir en su cargamento anual. Entonces un día me presenta la lista de lo que ha seleccionado y me pide mi opinión. Y yo no sé por dónde empezar. Y a la primera referencia a cuánto dinero va a costar todo eso, primer enfado. Y entonces me callo y digo: compra lo que quieras.
Pero no la culpo. Al final tener un hijo es también volver a vivir todos esos momentos que pasamos de niño, pero desde la perspectiva de un adulto. Y yo disfruto con él viendo dibujos como si el niño fuera yo. En cuanto a los regalos, yo aporté mi granito de arena con unas carpetas de carton personalizadas. Resulta que este año en el colegio los niños tienen que llevar todo con el nombre puesto, para que nadie toque las pertenencias de los demás, aunque, por supuesto, eso es solo en la teoría. En la práctica todo cambia.
De cualquier forma, se me ocurrió que era una buena idea que los Reyes le trajeran una carpeta con su nombre impreso. Ya tenía la mochila cosida con su nombre incluso en los abrigos debían llevar el nombre escrito en la etiqueta. Pero la carpeta que usaba para llevar algunos trabajos de casa al cole y viceversa tenían el nombre escrito con rotulador. Así que me pareció original que lo tuviese impreso. Seguro que será la envidia de los compis, pensé yo.
Así que busqué un sitio de internet que estuviera especializado en carpetas de cartón personalizadas. Desde luego, este tipo de firmas se dedican a imprimir grandes tiradas ofreciendo precios más bajos cuantos más encargues. Pero en este caso, hicimos una excepción y el niño tuvo mi pequeña aportación a sus regalos de Navidad. Eso, y los otros diez regalos que recibió gracias a mamá.