Joyerías

La elegancia está en la sencillez

Hemos escuchado muchas veces que la belleza está en la sencillez. Pero seguimos cayendo en la tentación de recargar nuestros looks cuando vamos a ir a acontecimientos importantes. Y, al final, nos cargamos outfitss caros y bonitos por querer mejorarlos con detalles totalmente innecesarios.

Por ejemplo, si vas a llevar un bonito anillo con rubies este debe de tener todo el protagonismo en tus manos. No tiene sentido que lo acompañes con otros anillos de piedras ya que al final las manos parecerían un árbol navideño repleto de colorido en el que nada va a resaltar. Se pasaría de la elegancia de estas piedras tan bonitas a la vulgaridad.

Otro error está en ser ostentoso. Si no tienes un bonito anillo de piedras reales, puedes ponerte uno más básico en oro. Siempre es mejor un anillo de oro sencillo que un anillo con grandes piedras falsas que pretenden imitar a las reales. 

Los especialistas dicen que siempre tiene que haber una pieza protagonista en la joyería que una mujer elige en un evento y el resto tienen que ser elegantes pero muy discretas. Por ejemplo, si los pendientes son grandes y llamativos, evita los collares. Y si una sortija va a llamar la atención, no la combines con una pulsera que también sea llamativa.

Lo mismo sucede con la ropa que nos ponemos. Está muy bien que zapatos y vestido combinen. Pero si el vestido es muy colorido, unos zapatos coloridos no deben de ser la respuesta, sino unos en tono liso, bien sea el predominante del vestido o en un moderno nude que no le robe nada de protagonismo a la pieza principal.

Si lo que quieres es que sean los zapatos los que llamen la atención, entonces tu vestido debe de ser discreto y en un tono suave que te favorezca mucho, pero sin que resulte una guerra abierta con los zapatos a la hora de atraer miradas.

La misma regla prima en el maquillaje. Una mirada ahumada y con un delineador marcado no puede ir acompañada de unos labios excesivamente llamativos o al final parecerá un maquillaje vulgar en lugar de uno trabajado y sofisticado.

Y, ante la duda, escoge siempre la opción más sencilla y discreta porque con esa no te vas a equivocar nunca. Bueno, a no ser que tengas una personalidad muy especial y hayas hecho de la excentricidad tu bandera, lo cual es otro tema.