Los estores se han posicionado como el tipo de cortina más solicitada en el mundo de la decoración y el interiorismo. Entre sus cualidades, destacan el ahorro de espacio, pues son ligeros y permanecen unidos a la ventana; la sencillez de su diseño, sin excesivas piezas móviles ni elementos que obstaculicen el tránsito, o el precio económico, accesible a grandes y pequeños bolsillos. No sorprende, pues, que exista una demanda constante de instalación de estores en Vigo, Barcelona, Madrid y otros centros urbanos.
Sin embargo, existe un desconocimiento general acerca del procedimiento a seguir para instalar un estor. Prácticamente, todos los consumidores han implementado una cortina en algún momento de su vida, pero los estores son algo más novedosos y generan, por consiguiente, más dudas.
Un primer paso para instalar este accesorio consiste en estudiar el diseño de las ventanas que pretenda ‘vestir’: en aquellas cuyo marco se adentre en el vano, el estor deberá fijarse en la parte externa en esta cavidad, preferiblemente a ras del marco; en aquellas cuyo marco esté al nivel del vano, el estor se fijará en la parte superior empleando unas escuadras o similar, de manera que se habilite un espacio entre su tela y la manilla de la ventana.
En segundo lugar, y preferiblemente antes de adquirir el estor, se recomienda medir la ventana. Precisadas sus medidas, se buscarán estores cuyas dimensiones rebasen en 8-10 centímetros las de la ventana en cuestión. Sucede que, cuando la tela se ajusta exactamente al tamaño de la ventana, se pierde parte de su valor ornamental y se reduce la eficacia del estor.
En el tercer y último paso, los interesados procederán a fijar el estor a la pared, respetando un margen mínimo para permitir la funcionalidad de la ventana. Para instalar el soporte del estor a la pared, se emplearán los tornillos y elementos incluidos por el fabricante en el producto, ayudándose con herramientas como el nivel de burbuja para asegurar la rectitud del soporte y, por tanto, del estor.