Los equipos informaticos industriales están presentes en las grandes industrias desde hace ya muchos años. Las grandes cadenas de producción cuentan con ordenadores que controlan los robots y maquinarias que realizan gran parte del trabajo. Pero en los últimos tiempos hemos podido ver como estos ordenadores comienzan a ser imprescindibles también en las PYMES, que hasta ahora sobrevivían en muchos casos con un trabajo exclusivamente humano.
Estos ordenadores no han llegado para ocupar puestos de trabajo, sino para complementar el trabajo de las personas y reducir los errores. Es el caso de los ordenadores que se encargan de contar los productos que pasan por una cadena para que, en caso de problemas, sepamos exactamente en dónde se ha producido el atasco.
También para hacer más rápido el trabajo, gracias a ordenadores que leen los códigos de radiofrecuencia y que ayudan a llevar un control muy rápido de la mercancía que entra, la que sale y la que está almacenada. En todo momento se puede saber en dónde está cada producto o cuántas unidades quedan de algo concreto no solo en la fábrica, sino también en los puntos de venta de ser el caso.
Los ordenadores también han ayudado a mecanizar muchos trabajos que era imposible o muy difícil realizar de manera manual. De esta manera se puede dar respuesta a grandes pedidos o a pedidos más complejos modernizando las instalaciones. Los trabajadores pueden llevar el control de todo el proceso gracias a las pantallas táctiles con las que pueden no solo ver cualquier dato, sino también introducir cambios.
Para los empresarios, estos ordenadores son, entre otras cosas, una forma de tener todo el proceso bajo control y de poder realizar estudios de calidad y control que les indiquen en qué puntos son más débiles para reforzar y lograr una mejor productividad y conseguir mayores ganancias. También de llevar un control del personal y de los productos, evitando fraudes y robos.
Introducir la informática en las empresas es un proceso caro, sobre todo cuando no se ha realizado de manera gradual, pero siempre va a merecer la pena. Además, las ayudas que se ofrecen a las empresas para mejorar y modernizarse hacen que el esfuerzo económico no sea tan grande y se pueda recuperar en un espacio de tiempo más corto, lo que anima a los más reticentes a llevar a cabo la renovación tecnológica de sus negocios.