Lo admito, soy culpable: soy de los que prefería bañarse a ducharse. Al menos, de vez en cuando. Sé que es un gasto considerable de agua y demás, pero para mí es un placer confesable. Tal y como vivimos la mayoría, siempre con prisas y mirando el reloj, para mí el baño era mi momento de relajación, de no pensar, de dejar la mente en blanco durante un buen rato, que nunca viene mal. Pero tal vez haya llegado el momento de cambiar.
Y es que una de las razones por las que también manteníamos la bañera era porque también la usaba el niño. Durante los primeros años de su vida lo bañábamos en una bañera pequeña que metíamos a su vez en la bañera grande. Pero hace poco consideramos que había que empezar a cambiar esa costumbre. Entre otras cosas porque ya casi no entraba en la bañera. Y lo bañamos de pie como un mayor y no hubo ningún problema.
Es por eso que nos estamos planteando hacer reforma en el baño que ya se ha quedado muy antiguo, poner una ducha en vez de bañera e instalar mamparas de baño. Con ello vamos a ganar espacio que quizás usemos para poner un bidé ya que la casa venía sin él porque los anteriores dueños prefirieron quitarlo y ampliar la bañera, justo lo contrario de lo que nosotros estamos planteando ahora.
En principio, todo serían beneficios, ya que tanto mi mujer como ahora nuestro hijo ya prefieren la ducha y no tiene mucho sentido tener ese espacio sin usar. Pero, ¿y mis baños? ¿Cómo me sentiré yo si no puedo relajarme con un baño después de una dura jornada de trabajo? ¿Tendré que buscarme otra forma de relajarme? Bueno, la vida es así, y si hay que cambiar por el beneficio común, habrá que hacerlo.
De momento ya tenemos bastante avanzado el tema de las mamparas de baño y ahora solo queda decidir cuándo hacemos la reforma, porque claro, van a ser unos días difíciles, sin poder usar el baño de forma normal…