Alimentación

Alteraciones alimenticias veraniegas

Desde hace meses estoy a pleno rendimiento con la dieta. Me he planteado perder definitivamente esos kilos que me sobran, pero a mi edad ya no es tan sencillo como cuando tenía 20 años por lo que tengo que extremar todas las precauciones. Una de las cosas que más me desestabilizan son los viajes de ocio, y soy una gran viajera. Pero por mucho que me mentalice no es posible mantener el mismo ritmo en la playa que en mi casa.

Este verano hemos decidido ir unos días a Cádiz con los niños. Ya son un poco más mayores y a nosotros nos gustan las playas naturales. No nos va nada eso de salir del hotel y poner los pies en la arena porque sabemos que eso conlleva muchedumbres por todas partes… Pero este tipo de playas que nos gustan también tiene sus contras: hay que llevar la comida hecha y comer allí. 

Ya he estado organizando los menús, sobre todo los míos, porque los chicos no necesitan perder peso, ellos están estupendos. Mis yogures bifidus son obligatorios en el viaje. Desde que empecé con la dieta se han convertido en un básico en mi alimentación. No sé si es algo psicológico o físico, pero me llenan y no engordan como otro tipo de alimentos. 

Por supuesto, nada de bocadillos, un clásico español de playa al que no me puedo acercar. Me encanta el pan pero sé que es una de las causas de que no consiga adelgazar al ritmo que me gustaría. Y en cuanto a la bebida, a todos nos gusta una cervecita o una sangría en el chiringuito de la playa. Pero entre que en estas playas no hay chiringuito y que esas bebidas no son muy dietéticas me conformaré con agua fresca.

¡Pero es que los baños dan tanta hambre! Espero que con mis ensaladas y los yogures bífidus sea suficiente para pasar esta semana en la playa y no alterar demasiado el buen ritmo que llevo. Porque por experiencia sé que con una semana comiendo mal se pueden fastidiar varios meses de dieta sana.