Alimentación

Dieta y psicología 

Esta vez va en serio, esta vez voy a perder peso de verdad. ¿Cuántas veces somos capaces de ponernos a dieta? ¿Y qué porcentaje de éxito tenemos? Muy bajo, es evidente. Porque si las dietas tuvieran éxito solo tendríamos que hacerla una vez, no decenas de veces. Y es que, en ocasiones, cuando logramos nuestro objetivo, nos relajamos y es una vuelta a empezar. Como en el mito de Sísifo, ¿no? Llevar la piedra hasta arriba para volver a caer. Algo así me ha sucedido a mí unas cuántas veces.

Como soy un experto en dietas, también en las que salen mal, puedo decir que el aspecto psicológico es fundamental en el éxito de una dieta. Incluso más que el propio aspecto físico. Debemos estar preparados para engañarnos… en el buen sentido. Se trata de animarnos con pequeños detalles, aunque no tengan repercusión directa en la dieta. Por ejemplo, en mi última dieta (de éxito) cambié la leche normal por la sin lactosa. Había leído que la leche sin lactosa tiene calcio y los mismos niveles de vitaminas que la leche normal. ¿Y por qué pasarme a la sin lactosa si no tengo intolerancia? Por generar una sensación de cambio, de novedad.

Dicen que no se puede esperar resultados diferentes usando los mismos medios. Por eso, una persona que está intentando perder peso debe cambiar hábitos. Por supuesto, es decisivo que cumpla con un régimen más o menos estricto, pero también debe animarse a través de pequeños cambios en los hábitos alimenticios que no tienen por qué tener repercusión directa en la báscula… pero sí en el cerebro.

Si la leche sin lactosa tiene calcio y tiene un punto más dulce que la leche normal, puede ser una buena opción para aquella persona que no quiere dejar de beber leche en una dieta. Si tomando leche sin lactosa logramos, por ejemplo, dejar de tomar chocolate, estamos dando un paso adelante. Al fin y al cabo, el ánimo es el acicate de una dieta: debemos mantener el ánimo hasta el final. Si no, será otra dieta fracasada más.