Alimentación

En la variedad está el gusto… y la salud

Soy un poco maniático para muchas cosas, o eso dicen de mí los que me conocen. Yo creo que todo el mundo tiene sus manías, ¿no? Pero es verdad que  lo mío es un poco especial: el otro día en el supermercado me di cuenta. Soy aficionado a cambiar los productos que uso cada cierto tiempo, desde la alimentación a la higiene personal. En vez de engancharme a una cosa, como creo que le pasa a mucha gente, yo prefiero cambiar.

Estaba en la zona de lácteos y empecé a mirar todas las variedades y me dije: “esta época que me ha tocado vivir es ideal para alguien como yo”. Hay tanta variedad que es difícil repetir. Lo último ha sido probar la leche sin lactosa calcio. No, no soy alérgico a la lactosa, pero todo el mundo se queja tanto de la leche que me he decidido a probarla. ¡Y está muy bien! Así que he empezado, al menos durante esta temporada, a probar derivados lácteos sin lactosa: no sé si será una cosa tipo placebo, pero me siento mejor.

Hoy en día, en el supermercado, puedes encontrar todo tipo de productos que tratan de atender a las alergias y a las intolerancias del consumidor. Por supuesto, los productos sin gluten para los celíacos están a la orden del día. Y ni que decir tiene que también he tenido una época de “celíaco” tomando cosas sin gluten. Tampoco están mal.

No quiero sonar frívolo: realmente, que yo sepa, no tengo ninguna intolerancia. Bueno, creo que la cebolla me sienta fuerte y trato de evitarla. Pero aparte de eso, no se me ocurre nada más. Cuando hablo con mi abuelo sobre todo esto de las intolerancias, el dice que ahora nos hemos vuelto todos unas “nenazas”. Le digo que tenga cuidado con esos términos, porque lo pueden “encarcelar”, pero él dice que ya tiene una edad y que va a seguir hablando como le salga de los…

No sé si me abuelo tiene razón o no, pero yo voy a seguir tomando leche sin lactosa calcio porque me sienta mejor. Y espero que, en el futuro, no tenga que padecer yo ninguna intolerancia, aunque mi abuelo piense que me estoy volviendo una “nenaza”.